Lo que nos interesa aquí de Timoteo era su edad. No sabemos cuántos años tenía al ser nombrado como encargado de la iglesia de Éfeso, pero en las dos cartas que San Pablo le escribe(una después de partir a Macedonia, otra cuando estaba cautivo) le menciona como un joven. Por ende, muchas de las páginas que san Pablo le escribiese a quien llamó su "verdadero hijo en la fe" se aplican también a nosotros, como cristianos y seguidores de Cristo.
¡A practicar deporte!
En la Primera Carta a Timoteo, san Pablo empieza hablando acerca de cómo ya iban apareciendo falsos maestros en la primitiva comunidad cristiana, que declaraban, entre otras cosas, que el matrimonio estaba prohibido, así como muchos alimentos. San Pablo aclara la doctrina de la Iglesia, y entonces le escribe a Timoteo:
"Si explicas estas cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús, alimentado con las enseñanzas de la fe y de la sana doctrina que has seguido. Rechaza las fábulas esotéricas, verdaderos cuentos de viejas, y dedícate a la piedad como a tu deporte. Pues el ejercicio del cuerpo no es de mucha utilidad; el ejercicio de la piedad, en cambio, es útil sin lugar a dudas, porque Dios le prometió la vida, tanto la presente como la futura.
Aquí tienes una doctrina segura en la que puedes confiar: sufrimos y luchamos porque tenemos nuestra esperanza puesta en el Dios vivo, salvador de todos los hombres, en especial de los creyentes. Recomienda todas estas cosas y enséñalas". 1 Tim. 4, 6-11
¿Qué significa esto para nosotros, jóvenes como Timoteo pero en el siglo XXI? Es indudable que nunca antes el mundo estuvo tan comunicado. Internet, televisión, radio... Y es menester que en medio de todo esto, sepamos descubrir qué es la verdad, qué es lo bueno, qué nos puede hacer felices y qué no. Que sepamos en qué podemos confiar. Y Aquel en quien podemos confiar es Cristo Jesús, quien nos amó con tal ternura, hasta el extremo de dar la vida por nosotros.
Si aprendemos a amar con ternura a Dios, con piedad, y logramos alcanzar la vida eterna, ¡cuán felices seremos entonces! Pues compartiremos la eternidad, el tiempo sin término, sin pasado ni futuro, solo un presente inmeso, con Aquél a quien amamos y quién nos ama más que nadie en el mundo.
Pero no solo eso... Así como los deportes se practican en público, para dar a conocer a la gente la disciplina del atleta y despertar en ellos las ansias de aplicarse también al ejercicio, así también debemos manifestar ese amor a Dios, esa piedad, en nuestra vida, para que los demás, al contemplarnos llenos de Cristo, apacibles aún en las más violentas tribulaciones, ansíen también ese tesoro hermoso que hemos encontrado, y que recibe por nombre Cristo Jesús.
El Señor los bendiga a todos. Continuará...
Querido Timoteo... Parte 2
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