Hace poco habíamos comenzado esta serie de artículos(la tercera parte está aquí). Timoteo era un discípulo de san Pablo, al que el apóstol le escribió dos cartas que se encuentran en la Biblia, y de las cuales podemos sacar verdaderas pistas acerca de cómo puede ser nuestra relación con Dios.
Porque Timoteo tenía algo en común con nosotros: era un joven.
Una de las primeras realidades que uno descubre cuando es cristiano, es que estamos en guerra. Mire donde se mire, busque por donde se busque, es inminente: el mundo busca atacar a la Iglesia y al Evangelio. Y pretende que nosotros rechacemos nuestras creencias con las excusas de "respetar derechos" (que no lo son), "tolerar" (cuando no nos toleran) o "ser respetuosos" (cuando somos injuriados continuamente). El Diablo odia a la Iglesia, y por ello tienta a los hombres para que le planten cara al mensaje de Cristo, de mil maneras diferentes. Por eso, ser un fiel servidor de Cristo implica ser, necesariamente, un soldado de Él.